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Rev. Bio Scientia V.2 N°3 Año 2019 Pág. 31-40
Introducción
Los medicamentos son fundamentales en la
eliminación y el control de numerosas
enfermedades, en el bienestar general de la
población y en el incremento de la esperanza
de vida.
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Pero todos ellos, aunque se utilicen
correctamente, pueden provocar efectos
indeseables, como síntomas intrascendentes
que no se diferencian clínicamente de las
enfermedades, hasta, con frecuencia, síntomas
que ponen en peligro la vida del paciente y en
ocasiones provocan su muerte.
3,18
Para ser registrados y posteriormente
comercializados, los medicamentos requieren
diversos estudios, no sólo para demostrar su
eficacia, sino también para determinar su
seguridad.
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Ya que al momento de ser
distribuidos, ningún medicamento es
absolutamente seguro para la población, pues
durante las fases previas a la comercialización
de un fármaco solo se detectan escasas
reacciones adversas a medicamentos(RAM),
por lo que no se puede considerar a un
medicamento totalmente inocuo, recién años
después de su comercialización es cuando se
puede ampliar el conocimiento sobre sus RAM,
al ser estos usados de forma más prolongada y
en poblaciones especificas (niños,
embarazadas, ancianos, etc.).
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Las RAM son un problema clínico importante,
que si bien llama la atención de los
profesionales de salud y autoridades sani-
tarias, a menudo pasa inadvertido en la clínica,
aunque la mitad de ellos sean evitables.
2, 18
Es
en este sentido, que la historia registra varios
casos en los que un importante número de
personas fueron afectadas seriamente por el
uso de algún medicamento, como por ejemplo;
en 1937, se produjo la muerte de más de 100
niños en Estados Unidos, luego de ingerir un
elixir de sulfonamida contaminado con un
solvente orgánico dietilenglicol, y en 1961, se
observa un notable incremento de la
incidencia de focomelia que se vinculó con la
exposición a la talidomida durante la vida
intrauterina, en la cual se estima que esta RAM
generó más de 5000 malformados en todo el
mundo.
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Por estos y como varios otros casos,
en muchos países se implementaron Sistemas
de Farmacovigilancia destinados a recoger,
evaluar y comunicar los riesgos asociados al
uso de productos farmacéuticos y dispositivos
médicos, para así mejorar la salud pública.
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La Organización Mundial de la Salud (OMS),
por su parte, la define la farmacovigilancia
(FV) como la disciplina que trata de la
recolección, seguimiento, investigación,
valoración y evaluación de la información
procedente de los profesionales de la salud y
de los pacientes, sobre reacciones adversas a
los medicamentos, productos biológicos,
plantas medicinales y medicinas tradicionales,
con el objetivo de identificar nuevos datos
sobre riesgos y prevenir daños en los
pacientes. Abarca así la vigilancia de la
seguridad de medicamentos y biológicos, de la
Medicina natural y tradicional, vacunas, sangre
y hemoderivados, medios de contraste,
sustancias radioactivas y dispositivos
médicos.
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El Sistema Nacional de Farmacovigilancia
(SNFV) de Bolivia define la FV como la ciencia
y las actividades relacionadas con la detección,
evaluación, comprensión y prevención de los
efectos adversos de los medicamentos o
cualquier otro problema relacionado con
ellos.
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Entonces, La FV es el conjunto de
procedimientos con los cuales se sistematiza la
detección, el registro, la notificación y la
información de reacciones adversas,
ocasionadas por los medicamentos, los
productos biológicos y las medicinas
tradicionales, después de su aprobación y
registro, con el fin de determinar la posible
causalidad, la frecuencia de aparición y la